¡Juntos/as amazonicemos el mundo!

 

(Faro di Roma – Quotidiano di informazione)

¡Juntos/as amazonicemos el mundo!

Hacia el Sínodo pan-amazónico (06-27/10/19 – link), se comienzan a escuchar voces, se ven signos de participación, regional y universal . Desde distintos ánulos y perspectivas sociales y políticas, se encienden alertas sobre el presente y futuro trágico de nuestra casa común, nuestro querido y sufrido planeta. Duele ver cómo lo vamos destruyendo, porque nos vamos destruyendo como humanidad. La insolidaridad entre los seres humanos se refleja, siendo causa y efecto, al mismo tiempo, del degrado ambiental.

La primera y gran sinodalidad es con los clamores de los olvidados, descartados, marginados y empobrecidos del planeta y, al mismo tiempo, con el planeta extremamente vilipendiado. Esta sinodalidad no será posible si no se ponen en común estudios auténticos y críticos sobre el modo de afrontar socioculturalmente, política y económicamente las decisiones locales y globales. Claro está que se ha de comenzar – como dice el papa Francisco – desde los pequeños gestos, simples y cotidianos, allí donde todas las personas pueden ir haciendo opciones por un estilo de vida alternativo, que haga frente de resistencia y de diferencia, ante las seducciones y avance de las lógicas destructivas del paradigma tecnocrático, economicista, utilitarista e individualista.

Volver a escuchar las enseñanzas de la naturaleza, integrándolas con lo mejor de las sabidurías humana, sintonizar con los ritmos vitales humanos y biológicos, redefinir las modalidades de producción y subsistencia, son unas de las realizaciones urgentes y primordiales. Necesitamos asumir con profunda convicción que «todo está en relación» y asumir tanto la complejidad de la realidad como la de los temas que intervienen para su comprensión y transformación, como bien recuerda el papa Francisco (cf. LS, n. 16).

Nuestra humanidad y nuestro planeta necesitan ser cuidados, necesitamos pues generar una cultura del cuidado, la cual incluye el cultivo de la acogida, del respeto, de la dignificación. Ello implica afrontar las causas socioculturales, personales, estructurales y sistémicas, que nos han llevado a que nos ganen lógicas violentas de todo tipo. Así pues, como nos reclama el papa Francisco, la cuestión fundamental y urgente es: «proteger nuestra casa común», que «incluye la preocupación de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral, pues sabemos que las cosas pueden cambiar», dado que «la humanidad aún posee la capacidad de colaborar para construir nuestra casa común», pero recordando que no se puede pretender «construir un futuro mejor sin pensar en la crisis del ambiente y en los sufrimientos de los excluidos» (LS, n. 13).

Sería de desear que de cara al próximo Sínodo surgieran gestos, estudios y compromisos personales, estructurales y sistémicos que apunten a fomentar el diálogo y los encuentros necesarios para realizar un conocimiento más profundo y crítico de toda la situación ecológica, humana y ambiental. Que, al mismo tiempo, se disipen y superen indiferentismos y acomodaciones interesadas que solo buscan ocultar los verdaderos problemas, y siguen buscando aparentes soluciones en los mismos lugares que son causas de la problemática, especialmente cuando se sigue confiando ciegamente en soluciones meramente técnicas y en un progreso indefinido, sin parámetros éticos integrales.

Antonio Gerardo Fidalgo, CSsR

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